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En las películas americanas, no te joroba. ¿Y a ti quién te ha dicho que no hay divorcio? Piluca Bustamante. ¡Coño! Pues si lo dice Piluca, es que no hay divorcio. -Pues yo creía que Radio -Con esto matan la afición. En cambio, la paella española es la mejor del mundo. Una cosa por la otra. En España no existe el divorcio, existe el “ahí te quedas”. ¡Anda, a comer! -¡Martina! -¡Ya voy! -Vamos, hija, que se enfría la paella. Y abróchate, que te vas a constipar. Lo que me gusta de Martina es su sentido del pudor. Toma. Siéntate. Hola. Hola, Ricardo. Enhorabuena, me dijo Sátur que os casasteis. Por lo civil. Aun así, enhorabuena. Gracias. Gracias, Ricardo. ¿Vives aquí? Sí, en un apartamento que me proporcionó Sátur. Adiós. Adiós. ¿Tú sabías que vivía en esta casa? No. ¿Y tenía este apartamento cuando tú y él Radio ? No habría venido a vivir aquí contigo. (Música dramática) Me gusta tu pelo. Déjame. ¿Por qué? Si el embarazo no importa. Me ha dicho Chus que no importa, y ellos tienen cuatro hijos. Me duele la cabeza. Buenas noches. (Continúa la música) (Bocina tren) Hola. Hum. Tienes mala cara. Me duele una muela. ¿Ah, sí? Sí, no sabes lo que es eso. Claro que lo sé. Una caries. Una alteración psíquica debida al complejo de culpa. Pero ¿qué dices, hombre? Un complejo de culpa como un piano. No quieras engañarte a ti mismo, no eres el de antes. ¿Sabes por qué? Por la caries, tengo una muela hecha polvo. Lo que tienes hecha polvo es la conciencia. Debe ser horrible morir en pecado mortal. A los apóstatas no se les entierra en sagrado. (Música dramática) ¡Ann! ¡Ann! Hola. Ahora os sirven. ¿Vienes solo? Ann se ha ido. ¿Cómo que se ha ido? Se ha ido a casa de sus padres. -¿Os habéis peleado? -¿Quién se ha peleado? Ann se ha ido de casa. Y me duele una muela. Mira, a ninguna mujer le gusta casarse por el juzgado por muy americana que sea. -No digas tonterías. Un matrimonio sin bendiciones Radio Me duele una muela una barbaridad. Pues entonces no comas. Anda, prepárale un ponche. Eres el hombre de los problemas. Luego subimos a casa y lo remediamos. ¿Remediar el qué? Lo de la muela, hombre. No te hagas ilusiones, lo de tu mujer lo remedias tú. Acerca la lámpara. Abre la boca, hombre. Mete la lengua. -El estuche. -Sí. Tienes la boca muy descuidada. ¿Ah, sí? ¡Eh, eh! Abre la boca, hombre. Es un espejo de dentista, ¿no lo has visto nunca? Sí, pero no en un restaurante. ¡Abre la boca! ¡Uf! Tienes una buena caries. Un agujero así. Pero ¿qué hacéis? La tienes perdida. ¿Y eso qué es? Anestesia. ¿Para quién? Para ti. ¿Os habéis vuelto locos? Vamos, siéntate. ¡Me voy a casa! Estas bromas no me gustan ni un pelo. Vamos, Miguel, es un momento. Luego ya no duele. Pero ¿qué hacéis luego? Vamos, tranquilízate. Tienes la muela perdida y te la voy a sacar. Tú a mí no me sacas nada. ¡Qué manía! ¿Qué os pasa? -Quieto. -Mi niño pequeño es más valiente. ¿Tú también le haces esto a tu hijo? Sí. Mi hijo tiene mucha costumbre. ¿Cómo costumbre? Esto no es un problema de costumbre, es una cosa muy seria. No se puede hacer así como así, hace falta un título. ¡Esto está perseguidísimo! ¡Se acabó, abre la boca! ¡Ah! Ah Radio (SE QUEJA) Ah Radio Venga. ¿Qué, se va pasando? (BALBUCEA) He ejercido en Castellón durante varios años como dentista. Hasta que te descubrieron, claro. Soy médico, odontólogo, y tengo el título. Anda, Gloria, tráelo. Yo era su enfermera. Así nos conocimos. Pues es verdad. ¿Y por qué lo dejaste? Me cansé de aguantar tipos como tú. (RÍE Y SE QUEJA) Hala, niña, trae un vaso de agua, la palangana y una toalla grande. Este tipo nos lo va a poner todo perdido. ¿Eh? Este es el pasaje del avión. Me voy el viernes a América. He decidido separarme de ti y pedir el divorcio. He cometido muchos errores. Ayúdame, Ann. Vamos a borrarlo todo, ¿eh? Vamos a empezar de nuevo. Quiero que nos casemos. ¿Otra vez? Quiero que nos casemos por la Iglesia. O sea, de verdad Radio La primera vez te casaste conmigo como quien se une a una mujer detrás de una puerta: furtivamente. Miguel Radio Yo la primera vez me casé de verdad. Yo Radio Yo también te quería. Sí, a tu manera, como se quiere a una concubina. Piensas igual que Piluca y Chus. Hay una diferencia: ellos son fieles a sus ideas y viven de acuerdo con ello. Tú no. Yo Radio Yo también, desde ahora, quiero vivir según mis ideas. Escucha, Miguel, el matrimonio es amor. Yo ya no te quiero, y tú tampoco a mí. No te puedes engañar a ti mismo, acepta las cosas como son. Acepta que la apostasía no es un trámite. Acepta que no basta con llevar un escapulario colgado del cuello. Acepta que lo nuestro se acabó. El matrimonio civil es indisoluble. En América no. Tú te divorcias y yo me quedo casado para toda la vida. Me parece un egoísmo por tu parte y, además Radio Radio no hemos hablado de lo más importante. Vas a tener un hijo mío. El niño tendrá que nacer donde yo esté, compréndelo. Afortunadamente, nuestro hijo nacerá en América. Tendrá los problemas de su tiempo, de los que se entienden. De los que a veces se resuelven y a veces no. Pero no tendrá problemas españoles. (Sirena) -¡Fuera de aquí que hay mucho humo! ¡Vamos, deprisa! ¡Vamos! Todos por aquí. (TOSE) Deprisa, cogedle. (TOSE) ¡Deprisa! (Sirena) (Música tensión) (MURMULLA) Vamos, calma. (Música tensión) -“El infierno para siempre. ¡Siempre! ¡Siempre! ¡Siempre!”. -“A los apóstatas no se les entierra en sagrado”. Tranquilo. Confesión Radio Tranquilo. Bueno Radio Confesión. Bien, calma. Confesión. Hola, Ann. ¿Cómo está? Está muy grave. Dicen que tiene conmoción cerebral. ¿Puedo verle? No nos dejan entrar. Ha pedido confesión. Padre Radio He renegado de Dios. ¿Cómo dices, hijo? He hecho apostasía Radio Radio para poder casarme. ¿Has contraído matrimonio civil? Sí. Si has renegado de Dios, no puedo confesarte,
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