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Georg. Espera. Espera. Marie, tu marido ha muerto. No. No ha muerto Me contó que Richard ya había subido a bordo cuando unos oficiales franceses requisaron las cabinas. Le obligaron a desembarcar con otros. Escuchó a Richard contar su deprimente historia. Marie se sentó con Richard para consolarle. Pero era inconsolable, se había derrumbado. Él, Georg, seguía asomado a la ventana. Tenía la impresión de que llevaba toda la tarde allí. En algún momento se marchó, dejándoles en la cama. No recordaba cómo se había despedido. Había mirado a Marie otra vez, pero me dijo que ella no le había mirado. Estuvo andando gran parte de la noche antes de ir a su hotel. Se tumbó y pensó que se iría al cabo de unos días. Entonces se acordó de la nana que le había cantado a Driss. Nunca había sentido tanto frío. Driss. Soy yo. Hola. Busco a Melissa y a Driss. Es su piso, verdad? Se fueron. Adónde? Lejos. Cuándo se fueron? Gracias. Disculpe. Perdone. Puedo invitarle a comer? Gracias. Salud. Sí. Salud. Dónde están los perros? Se han ido. Se han escapado? Han muerto. Lo siento, no sabía que. No busco conversación. Quiero comer y beber y no hacerlo sola. Me contó que le pidió un cigarrillo, pagó al camarero después del café y pasearon hasta la noche. El arquitecto fue Rudy Ricciotti. Acabaron hablando de un arquitecto, Ricciotti, que diseñó la pasarela que conecta Le Panier con el viejo fuerte. Era una de las razones por las que quería conocer Marsella. El conjunto está recubierto de hormigón impreso. Se puede ver el exterior desde dentro, es muy bonito. Me da uno también? Fumaron, y me contó que en ese momento se sintió muy cómodo. Ya podía olvidar a Marie, todo estaba claro. Pasó la mayoría de los últimos días tumbado en su habitación, esperando. Me dijo que solo deseaba irse. Salía de noche. Una vez vio a Richard, que parecía presa de la desesperación Añadió que se había escondido como un cobarde. Tenía miedo de volver a ver a Marie. Hizo la maleta. Era la última tarde. Embarcaría al día siguiente y desaparecería. Por fin te encuentro. Todos los miraron. Los clientes parecieron volverse agresivos ante el abrazo apasionado. A nadie le gusta ver a alguien feliz si le persigue la desdicha. Planeaba un ambiente sombrío en el Mont Ventoux. Habían “limpiado” Avignon, así lo llamaban. Los campos estaban llenos, empezaban las deportaciones. Avanzaban hacia Marsella. Parece ser que ella le pidió repetidamente que la llevara. Lo había pasado muy mal pensando que no le encontraría. Fueron al hotel de él, ella no quería ir al suyo. Ya estaba todo, le dijo, señalando la bolsa de viaje. Tengo mucha sed. Solo hay agua. No importa. Me contó que ella se sentó en la cama exhausta. Le pidió un vaso de agua. Entonces, delante del espejo, pensó en el desafortunado escritor, en su marido. Quería contárselo todo. Cuando regresó, ella se había tumbado en la cama. Parecía tranquila, dulce y sosegada. Era la primera vez que la veía así. Debía llevar esperando un sinfín de días y noches. Amaneció, tenían que ir al Consulado antes de embarcar. Ahora vuelvo. No dudó ni un momento que conseguiría el documento con suficiente tiempo. Aún tenían tres horas para subir al barco. Vio a Marie en la esquina, iluminada por el sol, protegiéndose los ojos con la mano. Sr. Weidel! Y se acordó de Driss, sentado en el mismo lugar, Sr. Weidel! con el helado sin tocar. Sí! Entonces le llamaron. Marie! Al puerto, por favor. Como ir de compras en Nueva York. Has estado en Nueva York? Sí. Me compró este abrigo allí. Richard? No, mi marido. Estará de pie en el puente, mirando el puerto. En los trenes se sienta en sentido contrario. Sí? Sí. Qué puente? El del barco. Qué barco? Nuestro barco, el Montreal. Por qué crees que estará a bordo del Montreal? El mexicano me lo dijo. Volviste al Consulado? Imagina la cara que pondrá cuando esté en el puente y yo susurre su nombre para que se vuelva. No estará en el puente. Claro que sí. Estará. Y me perdonará. Le conozco. Se reirá y me perdonará. Te caerá bien. Este es tu billete. Y. Debes poner el número aquí. El permiso de tránsito. Sí? Gracias. No lo pierdas.
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