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Por qué? Por qué cerró su corazón? Quizás me equivoqué. En qué me equivoqué? En qué? En qué? En qué? En qué me equivoqué? Qué es lo que hice? Fijate por dónde vas! Harapiento! No eres el único aquí! Hola, guapo. Y ahora? Vamos! Bájate! Dame algo, te lo ruego! Te he entretenido. Vete! No te vayas! Basta! Sólo un poco de pan para mis s. Por favor! Qué quieres? Deténte. Deténte! Dame algo. Ahí tienes, come! Amor, dónde estás? Ven, mi tesoro. Mira lo que mamá te ha traído. Tengo hambre. Ya verás qué rico es. Toma. Te gusta, no? Giuseppe, ven, tú también. Aquí estoy. Siéntate aquí. Prueba qué rico está! Una mujer pobre vivía en el desierto. Era hermosa. Un rey la vio. y se enamoró de su belleza. Se amaron. y tuvieron s. Los niños crecieron con su madre. Pero un día los reunió y les dijo: “No tengo con qué alimentarlos.” “Vayan a la ciudad, vean al rey.” Y los s fueron. Y el rey, al verlos. sintió que su corazón latía más fuerte. pero no sabía por qué. “Quiénes son ustedes?” preguntó. “Somos los s de una mujer pobre que vive en el desierto”, contestaron. El rey se conmocionó. Descendió de su trono. y los abrazó. Y dijo, “Ustedes!” “Ustedes son los herederos de mi reino.” “Para Ustedes he reservado los lugares a mi derecha y a mi izquierda.” “Siéntanse contentos”. Yo soy esa madre. y le traigo sus s, Santidad. Francisco. Yo quéría ser fiel a la palabra de Cristo. Yo quería reformar la Iglesia. y en cambio, he visto florecer la herejía. y la aplasté. La aplasté con todas mis fuerzas! Quería unir Oriente y Occidente en paz. Quería. Quería mirar a los ojos al sultán. abrazarlo. y en cambio tuve que movilizar ejércitos en su contra. Quería ser un santo y me encontré con un hombre lleno de debilidades. Es terrible ser Papa. No hay nadie más solo que él en este mundo. Todo el mundo acude a nosotros. pero nosotros. a quién acudimos? Pobre del Papa que no se apoye en Dios. Dios nunca abandona a sus s. No sabes cuánto he rogado al Señor que me enviase a alguien. que me mostrara el camino. No sabes cuántas noches he llorado porque no podía encontrar el camino. A veces es mejor encender una pequeña luz.

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