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Sólo un chorrito. Aquí tiene. Un cordón, por favor. Usted. Debería habérmelo figurado. ¿Hace un nudo para acordarse de mí? ¿En serio irá a verlo a la cárcel? Sí, ¿y? Es para quitarse el sombrero. Ni siquiera entiendo cómo le permiten hacerlo. Hacía seis meses que vivíamos juntos. Qué se le va a hacer si le ha calado hondo. con una bala blindada. Habla por hablar. ¿Qué más da si disparó él o yo? El caso es que quisimos morir juntos. No lo conseguimos, pero no siempre se gana. Yo si las amo, prefiero acostarme con ellas. Pero cada cual es como es. ¿Ha acabado? ¿Que si ha acabado? ¿Acaso es asunto suyo? Porque si no, voy a empezar yo. Estoy hablando con Renée. Y cuando hablo, no me gusta que haya interferencias. Pues yo no soporto los monólogos. Hace una hora que le oigo vomitar y he tenido bastante. No me gustan los charlatanes que juzgan a los demás. Para juzgar, deben haberte acusado. ¡No me digas! ¡Aquí no! ¡Pues que salga! ¿Por qué va a salir? No sale con cualquiera. Sal, tengo algo que decirte. Nada de escenas aquí. No se meta en nuestro mundo. Sea bueno, no quiero broncas en mi local. Vale. Por ustedes. ¿Vienes a ver de cerca a un asesino torpe? Curiosidad morbosa. Es curioso. Hace tiempo que no me llaman por mi nombre. Y sólo Dios sabe las confianzas que se toman aquí conmigo. Me llaman cerdo, escoria. Tienen motivos, me conocen bien. ¿Por qué has venido? Por nosotros. ¿Por nosotros? ¿Y qué esperabas encontrar? Nada. De hecho, tenía mucho miedo. No confiaba en mí. Me decía: “Cuando lo tenga ante mí como antes, quizá me desenamore de golpe”. Tenía miedo. Tenía miedo de mí. Ahora ya no tengo miedo. Es como antes. No. Antes no me detestaba. Antes no tenía remordimientos. Nos creíamos valientes y no lo éramos, ¡qué más da! No puedes no despreciar al hombre que te dejó sola en tu muerte. Si hubiera sido al revés, si hubiera tenido que dispararte y luego matarme, quizá también habría huido. Es muy fácil dejarse matar por otro. No sabes lo fácil que es. No podré volverte a hablar como antes. Siempre estará ahí esa vergüenza. Yo ya lo he olvidado. Para olvidar hacen falta dos.

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