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Él era raro. Tenía sus peculiaridades. Pero los enfermeros UCI son un poco raros. Estuve allí la noche en que lo sacaron y le permitieron renunciar, a las dos o tres de la mañana, y todo fue muy sigiloso. Un día después, le pregunté a uno de mis compañeros: “¿Tienes idea de lo que está pasando aquí?”. Me dijeron que había más de viales de medicamentos desechados en la caja de agujas. Muchos de ellos no se usaron, pero algunos sí. Así que empecé a pensar en todo esto. Antes de que lo sacaran de allí, hubo una época donde, dos veces a la semana aproximadamente, tenía pacientes que estaban muy estables y entraban en paro. No tenía sentido para mí. Así que hice una lista de las personas que habían muerto en esa época, y luego averigüé las fechas, los tiempos, los nombres y demás, Junté todo eso. Hubo muertes. Me pareció estadísticamente razonable que Charlie estuviera de guardia durante una cuarta parte, así que era alrededor de . Vi . CULLEN, APROXIMADAMENTE MUERTES Más del doble del número que estadísticamente tendría sentido. Creo que hubo dos personas en particular a las que atacó, a quienes quería mucho. Uno de ellos se llamaba Sam. Sam era un hombre gigante. Sus manos eran como guantes de béisbol. Era enorme. Cuando vino a nuestra unidad, estaba inconsciente. No abría los ojos, no hablaba, no respondía de ninguna manera. Después de varios días de cuidar a Sam, de repente oímos esto. Pensé: “¿Qué es eso?”. Tardamos un poco en darnos cuenta de que estaba hablando. Era una voz grave y retumbante, y un hombre grandote, y nos llevó horas darnos cuenta de que estaba diciendo muy lentamente: “Te quiero”. Y respondía así cada vez que yo estaba de guardia. Y en cuestión de días después de eso, comenzó a cantar “You Are My Sunshine” cuando entraba a la habitación. Un hombre querido y dulce. Y. entro en paro cuando estaba Charlie. Me acerqué a mi gerente, a mi director, y le dije: “Estoy segura de que estaba matando gente”. Y todos dijeron: “No. Estamos seguros de que no”. “Ya lo investigamos y lo descartamos”. URGENCIAS Conduje a casa llorando esa mañana. Y llamé a un gran amigo, que era Capitán de la Policía.

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