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Era un regalo. Me conseguí un recuerdo de haber sido secuestrado. Gracias. Es como la que solías usar. Haz lo que quieras con ella. Teniéndote ya de vuelta, no hay palabras que pueda utilizar para expresar lo alegre que estoy. ¿Te alegras? Por supuesto. Parecía que te importaba más. no lo sé. tu venganza o lo que sea. ¿De qué estás hablando? Es como si estuvieras obsesionada con él. Con Negan. Con lo que hizo. Atraparle. Siempre has. Hershel, yo he venido por ti. Y estoy aquí mismo. Pero no me ves. Es como si toda mi vida me hubieras estado mirando por encima del hombro, vigilando por él, esperándole. ¡Eso no es verdad! Pero nunca me ves. Da igual. No importa ya. ¿Te acuerdas de. nuestra segunda visita a la Gente del Río? La primera visita fue amistosa, acogedora. Les dijiste lo que tenían que aportar, y luego les dijiste lo que ocurriría, si no lo hacían. De ahí la segunda visita. Te acercaste directamente a su líder. como un actor dominando el escenario. Como una estrella del rock. Pero, ¿qué es una estrella del rock, sin su micrófono? Entonces, apareció Lucille. Y luego te giraste, y me la ofreciste. Yo no lo entendí. Acababa de llegar al Santuario. No era nada. Estaba roto. Pero tú viste algo en mí. No lo que yo era. Sino en lo que podría convertirme. Y me dejaste tronarla. Por supuesto, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. En mi primer golpe, fallé por completo. La segunda vez, sobrecompensé. Le golpeé con demasiada fuerza. Tuve suerte de que aún respirara. Pero no te enfadaste conmigo. No, te tomaste tu tiempo. Tuviste la paciencia. para enseñarme. el cómo hacerlo bien. Y una vez que su cara no era más que un charco en el suelo, yo miré a mi alrededor y vi. lo que me dijiste que vería. Sumisión total y absoluta. Éramos intocables. Nadie podría volver a quitarnos nada. ¿Lo recuerdas? Lo recuerdo. ¿No fue hermoso? Lo era. Sabes, me llevó mucho tiempo. años. para comprender por fin lo que había ocurrido entre nosotros. No debería haber matado a esa chica. Me dijiste que no lo hiciera, y yo te desobedecí. Y me convertí en la amenaza que había que manejar. Te lo prometo, que nunca volverá a pasar.

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